Product Sense: ¿Cuántas Decisiones Acertadas Tomas con Información Limitada?
Os comparto mi reflexión de qué es la intuición de producto, cuáles son sus componentes y cómo se pueden desarrollar.
Te animo a echar un vistazo a los cursos que acabo de abrir para Mayo:
Fundamentals of Software Engineering si quieres tener una base técnica para trabajar mejor con ingeniería; puedes hacerlo a tu propio ritmo. Puedes hacerlo a tu ritmo desde ya (self-paced), o a partir del 30 de abril en un grupo con sesiones en vivo (cohort-based).
Fundamentals of Product Analytics si quieres empezar a ser analítico, empezando a analizar datos y definir KPIs y funnels. Puedes hacerlo a tu ritmo desde ya (self-paced), o a partir del 30 de abril en un grupo con sesiones en vivo (cohort-based).
Advanced Course in Product Analytics si quieres aprender a hacer análisis avanzados y conectar métricas de negocio con producto. La octava edición comienza el 30 de abril.
Advanced Course in Product Engineering si desde ingeniería o datos quieres acercarte a negocio y producto. La cuarta edición comienza el 30 de abril.
Debo admitir que cuando me topé con el concepto de Product Sense por primera vez hace algunos años, no lo terminaba de entender muy bien. ¿Qué era ese "sense" tan escurridizo que mencionaban los gurús de Silicon Valley? Sabía que no podía pasarlo por alto, sobre todo porque las grandes compañías tecnológicas lo incluyen como una fase crítica en su proceso de selección.
Después de varios años de experiencia, de trabajar estrechamente con mis equipos y de darle muchas vueltas al tema, creo haber llegado a algunas conclusiones interesantes. Estoy más que abierto a escuchar vuestro feedback, así como a conocer ejemplos y experiencias personales para ver si coincidís conmigo.
Entonces, ¿qué significa realmente "Having Product Sense"? En mi opinión, la traducción más precisa sería "Tener Intuición de Producto".
¿Qué Implica Tener Intuición de Producto?
La respuesta inicial podría ser que tener intuición de producto es como poseer un "sexto sentido" para identificar rápidamente dónde se encuentran las oportunidades de mejora, qué es la causa raíz de los problemas que afectan a un producto, o cuál sería la solución o diseño más efectivo para una funcionalidad específica.
Imaginemos un escenario: te presentan diez problemas de producto y sólo tienes cinco minutos para cada uno a fin de ofrecer una solución. Dependes de la información que te proporcionan y del conocimiento que ya tienes almacenado en tu cerebro. ¿En cuántos de estos problemas crees que ofrecerías la respuesta más adecuada? Y por "más adecuada", me refiero a la opción con el mejor impacto.
Después de mucho pensar sobre este tema, he llegado a la conclusión de que las personas con un alto grado de Product Sense o, dicho de otra manera, con una aguda intuición de producto, no sólo aciertan con mayor frecuencia en sus decisiones, sino que también requieren menos tiempo para llegar a ellas.
¿Cómo Cultivar tu Intuición de Producto?
Como con cualquier otra habilidad humana, hay una mezcla de talento innato y desarrollo consciente.
En el lado del talento innato se hallan aspectos como:
la curiosidad insaciable por entender cómo funcionan las cosas
la empatía para comprender las necesidades y puntos de vista de los demás
la habilidad para conectar los puntos en un paisaje complejo
el razonamiento analítico que nos permite evaluar si algo va a funcionar o no.
La buena noticia es que todas estas habilidades se pueden entrenar y perfeccionar. Prepárate para sumergirte en la práctica constante; aquí es donde la famosa teoría de las 10,000 horas cobra vida. Cuantos más ciclos de producto experimentes —desde la concepción hasta el lanzamiento e iteración— mejor será tu intuición para tomar decisiones acertadas en este ámbito.
Entonces, la próxima vez que te enfrentes a una decisión crítica, recuerda que cada oportunidad para decidir es también una oportunidad para afinar tu intuición de producto.
¿Cómo Estimular la Curiosidad?
Últimamente, estoy siendo testigo del nacimiento de la curiosidad en mi hija de apenas un año. Cuando cocino, insiste en que la levante para observar y tocar los ingredientes. Si vamos a una tienda o restaurante, no quita los ojos de encima a los empleados. Y cuando paseamos por la calle, está perpetuamente alerta, observando a personas y animales. Es tal su curiosidad que casi cada día alguien nos comenta: "¡Vaya hija tan curiosa que tenéis!"
Si quieres alimentar tu propia curiosidad, te sugiero que adoptes un enfoque similar. Ya sea mientras paseas o interactúas con productos digitales, mantén los ojos bien abiertos y pregúntate por qué las cosas funcionan de la forma en que lo hacen. Cuando puedas, no dudes en hacer preguntas y aprender.
En el contexto laboral, puedes hacer esto dialogando más a menudo con tus clientes, usuarios y compañeros de otros departamentos. No te limites a entender solamente lo que es directamente relevante para tu función o proyecto. Descubre sus motivaciones, qué les gusta de su trabajo y qué les frustra. La investigación no es una tarea reservada para los 'Researchers'. Es algo que tú, como profesional del producto, también debes practicar. Si además cuentas con expertos con los que compartir hallazgos, hipótesis y conclusiones, mucho mejor.
También te animo a que mantengas la curiosidad sobre las nuevas tecnologías y tendencias. Suscríbete a boletines y sigue sitios web especializados en el sector. Un buen punto de partida podría ser la newsletter semanal de Product Hunt. Echa un vistazo y prueba los 20 productos más populares de la semana. Seguro que dos o tres captarán tu atención, y también estoy convencido de que encontrarás detalles valiosos en las landing pages, en los procesos de onboarding o en las funcionalidades de otros productos que podrás incorporar a tu caja de herramientas mental.
Cuando yo tenía 19 años, allá por 2005, me sumergí en el mundo de las startups a través de un blog propio. En él, comentaba y analizaba las nuevas empresas emergentes que llamaban mi atención. Este ejercicio no solo me dió un amplio abanico de referencias, sino que también me permitió realizar innumerables "ciclos mentales" de análisis y comprensión. Fue como un gimnasio para mi intuición de producto.
Al llegar a los 22 años y lanzar mi primera startup, todo ese bagaje se convirtió en un recurso valioso. Esos años de curiosidad y análisis me proporcionaron un primer gran entendimiento de cómo montar una startup y construir un producto que pude aplicar directamente en mi propio proyecto.
Moraleja: nunca subestimes el poder del aprendizaje continuo y la curiosidad. Es una inversión a largo plazo que, sin duda, te rendirá dividendos en el futuro, especialmente cuando se trata de afinar tu sentido del producto.
¿Cómo Desarrollar la Empatía?
La empatía puede ser un desafío, especialmente cuando estás diseñando un producto que no utilizarás personalmente. He experimentado esto de primera mano. Mis primeras dos startups involucraban productos que yo mismo utilizaba, mientras que en mi último proyecto, Ontruck, ni mi equipo de producto ni los ingenieros éramos usuarios directos. Por eso, tuvimos que implementar un proceso de investigación y validación de usuarios muy robusto para evitar hacer suposiciones erróneas, al menos hasta que pudimos desarrollar una intuición de producto sólida.
Desde mi perspectiva, desarrollar la empatía implica dos componentes clave. El primero es la curiosidad, un tema del que acabamos de hablar. Necesitamos aprender no solo sobre las interacciones específicas de las personas con nuestro producto, sino también sobre su contexto más amplio.
El segundo componente es la habilidad para "quitarse uno mismo de en medio" y realmente colocarse en la posición del otro. Es casi como un acto de interpretación que te obliga a adoptar una serie de prioridades y formas de pensar completamente distintas a las tuyas. Esto es lo opuesto a ser dogmático y sordo a las necesidades de los demás. Cuantas más personas conozcamos y observemos, mejor podremos empatizar con ellas.
Os comparto una anécdota de Ontruck. Tras lanzar la primera versión de nuestro formulario para realizar envíos, decidimos visitar a nuestros clientes en sus espacios de trabajo, evitando las salas de juntas. Queríamos ver su entorno de trabajo real, sus ordenadores, lo que anotaban en papel, cómo interactuaban entre ellos, y cómo interactuaban con nuestro formulario. Muchas de nuestras suposiciones iniciales se confirmaron, pero un detalle nos tomó por sorpresa. Descubrimos que estas personas eran interrumpidas constantemente, lo que a menudo las desconcentraba o incluso las sacaba por completo del formulario. Eso nos llevó a diseñar un formulario "anti-interrupciones", con un diseño y 'copy' que permitían retomar fácilmente el proceso. Y, crucialmente, hicimos que el formulario se guardase automáticamente en el navegador para que los datos no se perdieran si se salían de la página. Este pequeño ajuste fue recibido con un entusiasmo inmenso por parte de nuestros primeros clientes.
¿Cómo Conectar Mejor los Puntos?
Steve Jobs lo resumía magistralmente en su emblemático discurso en Stanford, una charla que merece ser revisitada con regularidad:
No puedes conectar los puntos mirando hacia adelante; solo puedes conectarlos mirando hacia atrás. Así que tienes que confiar en que los puntos se conectarán de alguna manera en tu futuro.
Aparte de cultivar una curiosidad incesante, es fundamental aprender a unir esos puntos, esos aprendizajes y experiencias que vas acumulando.
Un primer enfoque es hacer un ejercicio mental cada vez que obtienes un nuevo aprendizaje, intentando enlazarlo con lo que ya sabes. Este esfuerzo consciente de relacionar nuevos conocimientos con experiencias anteriores te ayuda a ver el rompecabezas más claramente. No solo eso, sino que cuando estés proponiendo algo nuevo o tomando una decisión, podrás articular claramente en qué aprendizajes o experiencias anteriores te basas para tomar esa decisión.
El segundo enfoque es precisamente el mirar hacia atrás que mencionaba Jobs. Una vez que has implementado una funcionalidad o concluido un proyecto, toma un momento para reflexionar sobre las decisiones tomadas. Analiza qué aprendizajes guiaron esas decisiones, y aprende de los resultados. ¿Qué acertaste? ¿Dónde fallaste? ¿Qué elementos no tomaste en cuenta? Este ejercicio de retrospección no solo es enriquecedor, sino que también te prepara mejor para futuros desafíos.
En otras palabras, desarrollar la habilidad de conectar los puntos es tanto un ejercicio de proyección hacia el futuro como una práctica reflexiva sobre el pasado. Es esta combinación la que perfecciona tu sentido del producto y te permite tomar decisiones más acertadas.
¿Cómo Predecir con más Éxito?
Si has sido una persona curiosa, es probable que hayas analizado, probado y reflexionado sobre una amplia variedad de productos. Eso te proporciona un archivo mental de referencias: qué ha funcionado, qué no y por qué. Pero tener un archivo mental es solo el principio; hay que saber cómo aplicarlo.
La experiencia en validación con usuarios te da algo invaluable: ciclos de feedback rápidos. Los profesionales que trabajan en proyectos que se extienden por largos periodos de tiempo tienen pocas oportunidades para aprender rápidamente. En cambio, si tu equipo lanza y evalúa regularmente, tendrás ciclos de aprendizaje más cortos y más frecuentes. No es simplemente cuestión de lanzar algo; es cuestión de medir su impacto y ajustar.
Y aquí te propongo una idea: ¿por qué no acelerar aún más esos ciclos? Hablar con tus usuarios todas las semanas, mostrarles prototipos y discutir problemas y posibles soluciones te proporcionará un caudal continuo de feedback. Personalmente, soy un gran defensor de diseñar algo rápidamente y obtener retroalimentación directa de los usuarios sobre su utilidad. No me refiero tanto a la usabilidad o el diseño de la interfaz, que por supuesto requieren más detalle y tiempo, sino al núcleo de la utilidad de esa característica o producto.
Cada uno de estos ciclos te arroja más datos, más información para entender mejor a tu mercado y a tus clientes. Así, cuando llegue el momento de tomar una decisión, no estarás tirando dardos en la oscuridad; estarás apuntando con un bien calibrado arco de experiencia y conocimiento.
Así que graba esto en tu mente: cuanto más aprendas con y de tus usuarios, ya sea mediante lanzamientos en vivo, pruebas A/B o validación de prototipos iniciales, más certero será tu instinto sobre qué va a funcionar y qué no.
¿Más experiencia equivale a más intuición?
Sí, si hablamos de experiencia genuina en el mundo del producto. No nos confundamos, hay una gran diferencia entre "tiempo en el puesto" y "experiencia de calidad".
Hace unos años, encendí las redes con un artículo dirigido a diseñadores en consultoras, afirmando que no aprendían del "uso real de los usuarios". Los comentarios no se hicieron esperar, pero también las realidades. Durante estos años he contratado a diseñadores de consultoras y rápidamente se hacía evidente que les faltaba algo crucial. Diseñar es solo el Acto 1. El Acto 2 es trabajar con ingeniería para hacerlo realidad, y el Acto 3 —el clímax— es ver cómo los usuarios interactúan con lo que has creado. Ahí es donde se separa el trigo de la paja, donde realmente se aprende si lo que has diseñado es la mejor solución.
Lo mismo se aplica a las empresas de producto. Si trabajas en una fábrica de funcionalidades, donde se lanzan nuevas características sin mirar atrás para ver si realmente resolvieron un problema, estás perdiendo aprendizajes invaluables. Podrás tener una colección de funcionalidades impresionante, pero podrían formar un monstruo de Frankenstein que pierde clientes más que un producto armonioso que los retiene.
Entonces, para afinar esa intuición de producto, necesitas algo irremplazable: feedback genuino de usuarios reales. Este es el santo grial del aprendizaje en producto. Si no tienes ese feedback, te quedas navegando en un océano de opiniones, muchas de las cuales provienen de personas que, aunque bien intencionadas (como tus managers o compañeros), no son quienes finalmente dictan el éxito de tu producto. Solo los usuarios tienen ese poder.
Si tienes más experiencia, ¿por qué no decides más rápido?
No es un secreto que tener un proceso de producto bien diseñado y ejecutado puede ser un impulsor monumental para una empresa tecnológica. Desde los primeros días de Ontruck, la investigación y validación con usuarios han sido pilares de nuestro enfoque. Un error común entre líderes y fundadores es pensar que invertir tiempo en investigación es una pérdida, cuando en realidad es una inversión que paga dividendos en forma de decisiones más acertadas.
Pero una vez conseguido ese tiempo para seguir las mejores prácticas, hay un matiz que se pierde con frecuencia: seguir un proceso no es el fin, sino un medio para tomar decisiones más informadas y generar impacto.
Aquí viene el quid de la cuestión: saber cuándo y cómo usar cada herramienta en tu caja de herramientas de producto es lo que separa a los profesionales experimentados de los novatos. Si eres un novato en un tema, sumérgete en la investigación. Si ya tienes algo de experiencia, quizás solo necesites hacer una verificación rápida. Y si ya eres un experto, tal vez puedas tomar una decisión informada sin necesidad de mucha investigación previa.
Lo mismo aplica para validar diseños. No siempre tienes que hacer un análisis exhaustivo; a veces unas video-llamadas rápidas con los usuarios son suficientes. Otras veces, el riesgo es tan bajo o el feedback será tan inmediato que puedes seguir adelante sin validación previa.
Recuerdo un debate que tuve con mi equipo de diseño sobre este tema. Les pedía flexibilidad, discernimiento sobre cuándo seguir el proceso al pie de la letra y cuándo saltárselo. Y claro, recibí algo de resistencia. "Estás socavando el proceso", me decían. Pero les planteé esta pregunta: ¿acaso toma el mismo tiempo crear una funcionalidad cuando eres un junior que cuando ya eres un senior? ¿O cuando recién llegas a una empresa en comparación con llevar dos años en ella?
La realidad es que, con más experiencia y contexto, debes poder tomar decisiones más rápidas. No podemos permitir que el proceso se convierta en un lastre. Hay que confiar en nuestra experiencia y en nuestra intuición de producto, porque al final del día, nuestro trabajo no es seguir un manual de "mejores prácticas". Nuestro trabajo es generar el mayor valor posible para los usuarios y la empresa.
Cambiar de sector: ¿Pérdida de intuición o nueva oportunidad?
A menudo los fundadores se enfrentan a un dilema: ¿Contratan en producto a alguien con experiencia en producto, o a alguien de ventas y operaciones que conoce el sector como la palma de su mano? Aquí no voy a profundizar en esa cuestión. En este artículo, toqué brevemente ese tema.
Cuando saltas de un sector a otro, es como si cayeras en un agujero negro de conocimiento que hay que llenar a toda costa. Vamos a ser honestos, llegas a tu nueva empresa con menos "product sense" del que te llevaste de la anterior. Tu misión principal, entonces, es empaparte rápidamente de los entresijos de tu nuevo entorno: el mercado, los clientes, los productos, la cultura empresarial, todo.
Y aquí llegamos a un punto crucial: la aceleración del aprendizaje. He visto profesionales tropezar en este aspecto. No estás solo en esta aventura; tienes todo un equipo que puede ser tu mejor recurso didáctico. Desconfiar de tus compañeros o intentar reinventar la rueda es un ejercicio fútil y contraproducente. La clave es basarte en el conocimiento existente y contribuir a su evolución.
Sin embargo, una de las grandes áreas de mejora en las empresas son los onboardings de los nuevos empleados. Existe un mito peligroso en los CEOs cuando planifican las contrataciones: el de creer que un nuevo empleado en producto o ingeniería será productivo en unas semanas. Esto es una ilusión. Lo cierto es que la curva de rendimiento para un nuevo miembro del equipo puede extenderse de tres a seis meses.
Un onboarding efectivo es aquel que da contexto de los proyectos, las métricas y la cultura de la empresa, y acompaña al nuevo empleado en sus primeros proyectos, le brinda las herramientas necesarias y le da una comprensión completa del negocio. Con esta inversión en el inicio, es más probable que el nuevo empleado esté listo para contribuir significativamente en un trimestre.
Este es uno de los motivos por los que vemos un aumento en la especialización de perfiles de producto en sectores como Fintech, eCommerce, B2C, B2B, y Gaming. Sí, puedes transferir habilidades generales de un sector a otro, pero cada uno tiene sus particularidades. Cada sector tiene sus propias dinámicas, patrones de comportamiento de los usuarios y técnicas de producto especializadas que debes asimilar.
Entonces, ¿es un cambio de sector un obstáculo para tu intuición de producto? No necesariamente. Puede ser la mejor oportunidad para renovar y enriquecer tu caja de herramientas, siempre que estés dispuesto a aprender rápidamente y colabores de forma pro-activa con tu nuevo equipo.
Para cerrar, quiero dejarte con una pregunta clave: ¿cuántas decisiones acertarías si las tomaras con menos información a tu alcance? Si decidieras un poco más rápido, dedicando menos días a cómo abordar un problema o diseñar una funcionalidad, ¿crees que tomarías la decisión correcta?
Esto no es un juego retórico; es un desafío real que te pido que te plantees. ¿Qué habilidades te faltan en tu rol? ¿Qué conocimientos sobre tu sector o tu empresa te están limitando? Toma un momento para reflexionar sobre esto en la próxima decisión que debas tomar esta semana.
Si realmente quieres mejorar tu intuición de producto, tienes que hacer más ciclos y aprender más rápido. No hay atajos: aprende conversando, prototipando, diseñando y lanzando nuevas funcionalidades. Cada semana, deberías tener una lista de lecciones aprendidas que te enorgullezca compartir con tus compañeros.
De hecho, ¿alguna vez has pensado en documentar esos aprendizajes? Imagina enviar un correo cada viernes al equipo de liderazgo y a tus compañeros resumiendo lo que habéis aprendido esa semana y cómo eso puede beneficiar a toda la empresa. Si te encuentras con el buzón vacío, es hora de replantear cómo y dónde estás invirtiendo tu tiempo. Si logras compilar alguna idea de vez en cuando, pregúntate: ¿cómo puedo hacer esto de manera más constante? Y si ya tienes un arsenal de aprendizajes cada semana, ¿qué te detiene para compartirlos? Te aseguro que la conversación que se generará será reveladora y, lo más probable, increíblemente útil para todos.